Se suponía que este fin de semana iba a ser soleado y playero.
Ya tenía preparadas la bolsa (playera), el bikini, las chanclas, un libro, un mini neceser (que nunca utilizo pero por si acaso) y todos los potingues posibles para estar bien protegida en el rostro, escote, lunares, cabello y resto del cuerpo.
La verdad es que mi bolsa de la playa no tiene nada que envidiar a algunas bolsas de mamás, sustituyendo los cubos y palas por libros y revistas.
Creo que las mamás que van a la playa y se llevan una revista es porque albergan la esperanza de poder tener un minuto para sí solas y desconectar un poco entre los últimos modelitos que se llevan y las novedades del papel cuché. Pero después, la revista no sale de la bolsa y queda relegada a un segundo plano entre «no te vayas tan al fondo», «no tires arena a la gente», «sal de una vez que te vas a arrugar».
Y mi bolsa está conmigo, sí. Pero no en la playa donde deberíamos estar ambas desconectando del mundo y escuchando el mar. Está en el suelo de la habitación esperando el siguiente fin de semana.
Si es que ya lo dice el dicho: «Hasta el 40 de mayo, no te quites el sayo».
Yo tengo tantas ganas de verano, que ya me pondría el bikini y las chancletas hasta para ir a hacer la compra. Pero no, tendré que esperar un pelín más.
Y la verdad es que si fuera en chancletas por la calle a estas alturas no cantaría demasiado porque estamos en esa época del año un tanto extraña en la que puedes encontrarte tanto una chica con sandalias como una con botas. En estos días conviven las camisetas de tirantes con las chaquetas con forro como si fueran primas hermanas.
A mi esta temporada siempre me sorprende. Incluso cuando veo por la Tv series o programas donde cada uno va vestido de una temporada diferente. Siempre me pregunto qué estará haciendo la estilista en esos momentos, porque haciendo su trabajo, no.
En fin, que voy a aprovechar el domingo para hacer otras cosas, como maquetar el Magazine de Verano que ya está casi, casi listo.
Mientras, os dejo con estas tartaletas rápidas que te sacan de una apuro en un plis porque la base está hecha de masa de empanadillas, así que no hace falta que extiendas y cortes la masa preparada o que te pongas a amasar (que si tienes prisa es una lata).
De esta forma de hacer tartaletas soy una auténtica fan como habréis podido ver en otras recetas como estas Tartaletas rápidas de verduras de invierno.
Son rápidas, fáciles y las puedes rellenar de cualquier cosa que tenga por la nevera. En este caso, con setas, jamón y queso Tronchón. Deliciosas.
Para acompañarlas, una ensalada verde y un buen vino. En este caso he elegido el vino rosado Selección de Maset que es un vino fresco y joven que hace verano y va fenomenal con estas
tartaletas.
Espero que os guste y que disfrutéis de la semana!
Ingredientes (6 tartaletas aprox)
– 12 obleas de empanadillas
– 1/2 bandeja de setas (champiñones o gírgoles) laminados
– 100 gr tacos de jamón
– 6 lonchas de queso Tronchón (lo venden en cuñas pero necesitaremos 6 lonchas que cortaremos de la cuña).
– Pimienta rosa
– Tomillo
Para acompañar: Ensalada verde con nueces aliñada con aceite, vinagre y sal.
Elaboración:
Precalentar el horno a 180º.
En una sartén muy caliente poner un chorrito de aceite y dorar las setas. Cuando empiecen a coger color, añadir los tacos de jamón, el tomillo y un poco de pimienta rosa. Cocinar hasta que las setas estén hechas.
Engrasar los moldes donde vayamos a hacer las tartaletas. Pueden ser moldes de flan, de magdalenas, … Poner en cada espacio, dos obleas y presionar ligeramente para que cojan la forma. Reservar.
Con un molde redondo o un vaso con el diámetro similar a la parte superior del molde donde hagamos las tartaletas, sacamos redondos de cada loncha de queso que utilizaremos como «tapa».
Rellenar con las setas y el jamón. Tapamos con el queso y espolvoreamos con un poco más de pimienta rosa.
Introducimos en el horno durante 15-20min.
Servir con un poco de ensalada y un buen vino.
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