Hace años, quedé con unos amigos para cenar. Una cena normal entre amigos.
De primero, pedí una ensalada catalana donde además de lechuga y embutido había olivas negras.
Pasamos una buena velada y cuando llegué a casa y fui a cepillarme los dientes para meterme en la cama, me di cuenta que desde el primer plato había tenido un trocito de oliva negra entre los dientes. Aggggggg.
Menos mal que era entre amigos (o enemigos porque ni uno dijo nada de nada acerca de mi «nueva caries»).
Cuando lo comenté con una amiga, nos reímos pensando que si hubiera sido una primera cita, las probabilidades de que hubiera una segunda, se hubieran reducido.
Entre risas, fuimos comentando platos poco recomendables para las primeras citas (en caso que quieras volver a ver a esa persona, claro).
Ahí van. Ya podéis tomar nota los singles. Aviso, que después de un tiempo, cuando la burbuja en forma de corazón rosa se rompe y empiezas a ver (y a tolerar) los defectos de tu pareja, las cosas cambian y ya puedes incluir estos platos a vuestras dietas conjuntas. Aunque aviso:siempre hay que mantener las formas y no semejarse más a un cerdo en plena acción gastronómica que un delicado gato tomando su latita Whiscas.
Cena romántica:
– Arroz negro. No hay nada más peligroso que la tinta negra y si encima le añades la posibilidad de acabar con un granito de arroz entre los dientes o en el cuello de la camisa, ya es la bomba!
– Calamares en su tinta: el plato es delicioso (como podéis ver en la receta de hoy), pero olvidadlo hasta pasados seis meses mínimo…
– Cigalas y otros mariscos. Comes las cigalas con cuchillo o tenedor o con las manos. Churrepeteas las cabezas? Mejor evitar el momentito «empieza tú primero» y pídelas en otro momento.
– Spaghetti: Si no tienes dominada la técnica de enrollarlos bien, olvídalo. Siempre queda uno colgando y tienes que decidir si lo «aspiras» o lo muerdes para que vuelva al plato. Durante esos segundos, tu pareja (en esos momento ya ex-pareja), verá como el dichoso spaghetti se balancea y posiblemente deje un rastro de tomate en tu barbilla.
Cena informal, cine, teatro, etc.:
– Mega-hamburguesa: Si tienes que pedirte una hamburguesa, opta por una normalita que tenga posibilidades de entrarte en la boca. No cojas, por mucho que te guste, una de dos pisos con bacon, queso y demás ingredientes grasientos, que harán que tengas que abrir más la boca que la estación de metro y que la hamburguesa se vaya escurriendo….
– Frankfurts: del mismo modo que la hamburguesa se escurre hacia el polo opuesto de tus mordiscos, el frankfurt también lo hace y a una velocidad proporcional a la cantidad de salsas que le hayas puesto.
– Durums kebab: Viene bien enrollado y con todo dentro que parece que no vaya a escaparse nada, pero justo cuando llegas al final, una salsa chorreosa, empieza a caer. Tienes suerte si no es por tu mano…
– Bocadillo de «entrecote» de jamón: El jamón es uno de mis ingredientes preferidos, pero no lo neguemos, no todos los bares/restaurantes tienen a un maestro jamonero entre su plantilla. Así que en numerosas ocasiones seguro que os habéis encontrado con bocadillos que al primer mordisco, sale la única loncha de jamón enganchada…. Así que si no estáis seguros que el jamón en ese sitio lo cortan finito, o mejor tomarlo de queso.
Como E. y yo ya llevamos años juntos, no hay problema por preparar esta receta. Está exquisita y si la acompañas con un poco de arroz blanco, todavía mejor.
Los calamares, tienen un punto de cocción un poco complicado. O bien los haces vuelta y vuelta en la sartén con un poquito de aceite, o bien los haces durante mucho rato para que las fibras, rompan queden tiernos.
Si al hacerlos a la plancha, te pasas un poco de cocción te quedarán duros y poco sabrosos.
Estos están cocinados durante 25minutos y quedaron tiernos tiernos y las salsita, impresionante.
Espero que os guste y que tengáis una feliz semana!!
Ingredientes: (2 pax)
– 1 kg de calamares pequeños (sin limpiar)
– 1 cebolla grande
– 1 diente de ajo
– 4 tomates maduros
– 1 vaso vino blanco
– Sal
– Aceite
Elaboración:
Limpiar los calamares y reservar las tintas.
Picar la cebolla y el ajo y dorar en una sartén o cazuela con un poco de aceite.
Cuando estén dorados, añadir los calamares. Salar y dorar. Cuando estén dorados, añadir el tomate y remover.
Disolver las tintas en el vaso de vino blanco e incorporar a la sartén o cazuela.
Dejar a fuego suave durante 25 minutos. Si quieres la salsa más líquida o en mayor cantidad, añadir agua, si por el contrario la quieres más espesa, incorporar una cucharada de harina hasta obtener la consistencia que quieras.
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