Cierro el chiringuito por vacaciones.

Los dos últimos años han sido increíbles en sentido positivo, pero me han dejado exhausta.

Reinventarse es lo que tiene, que te deja con el ánimo por las nubes pero más cansada que nunca.

He creado una empresa que en los últimos meses ha dado un paso gigante, he apostado por una marca propia, me he mudado, he lanzado una nueva línea de negocio y estoy feliz. Además en estos últimos días he tenido reencuentros con personas muy importantes en mi vida que, después de mucho tiempo de distancia, (el que menos 3 y el que más 15 años) han vuelto a mi vida.

Asimilar todo esto, os aseguro que deja a una con mucha sensación de paz, pero también descolocada del todo.

Una amiga hace años me dijo un día que necesitaba unas vacaciones de su vida. No lo entendí. Comprendía que necesitara unas vacaciones, desconectar, … pero, ¿vacaciones de su vida?

En estos momentos lo entiendo. Necesito vacaciones de mi vida. De esa nueva vida que llevo 2 años creando ladrillo a ladrillo con buen cemento y el nivel como aliado, para que no se esfume con dos bufidos.

Me voy a tomar un tiempito de vacaciones de mí misma para respirar, sentir y agradecer todo lo bueno que me está pasando. Coger distancia para valorar mi nueva vida y asegurarme que el rumbo que está tomando es el que quiero.

Es curioso como el día a día nos hace vagar por nuestra vida como fantasmas sin ser conscientes de que los días van pasando sin pena ni gloria. Un parón en ocasiones es más que necesario. 

Espero encontrarme el próximo septiembre, pero si no vuelvo, es que me he quedado en el limbo entre Cadaqués, Croacia y Formentera. Mi nuevo Triángulo de las Bermudas particular.

Y ésta, va a ser mi rutina. Complicada, ¿eh?

Disfrutad mucho y descansad. ¡Nos vemos a la vuelta!