A veces tengo la sensación de tomar decisiones sin pensarlas demasiado.

No se porqué tengo esa sensación porque me considero una persona bastante objetiva y que analiza todos los pros y contras antes de decidir nada. Pero en ocasiones, cuando la «cosa» ya está decidida y hecha, parece que todos los acontecimientos van a la velocidad de la luz y mi vida se precipita.

Cada vez que he tenido un cambio sustancial en mi vida personal o profesional, he tenido esa sensación «rara». Supongo que se debe al miedo al cambio, a una situación totalmente desconocida.

Esta semana pasada ha sido así. Llevaba ya semanas valorando un cambio de trayectoria profesional. Analicé los puntos positivos y negativos, hice listas, lo comenté con la almohada y pasé algunas noches de insomnio. Cuando estoy nerviosa por algo, no puedo dormir….

Pues bien, la decisión ya está tomada. Hago un cambio profesional y desde que tomé la decisión final, ha pasado eso, mi vida es un torbellino de cosas por hacer y he tenido la sensación durante unos días, de caída al vacío.

Ahora me toca disfrutar durante unos días. Me encuentro en Vic, donde E. por su trabajo tiene que pasar gran parte de la semana, así que Buck y yo nos hemos instalado en el apartamento «de soltero» (como lo llamo yo). Y aquí estamos, yo intentando poner mis ideas en orden y Buck durmiendo en su manta a mis pies. Ayer era todo nervios olisqueándolo todo y yendo arriba y abajo. Ahora, ya está más habituado y duerme plácidamente. Es increíble ver la carita de tranquilidad que tiene.

Bueno, pues ya os iré contando que tal mis cambios. Por ahora, os dejo una receta que hice el otro día, unos raviolis de pera y gorgonzola. Están increíbles. El dulzor de la pera con el toque fuerte del gorgonzola y su cremosidad, combinan a la perfección.

Nos encantó.

Espero que tengáis una feliz semana!!

Ingredientes para la pasta:

– 400 gr. de harina y 150 gr. más para el amasado

– 2 huevos

– 175 cc de agua

– 1 pera

– 100 gr de queso gorgonzola

– 200 ml crema de leche

– 200 gr queso gorgonzola

– Pimienta

 

Elaboración:

Pelar la pera y cortar a dados, dorar en una sartén con un poquito de mantequilla y el queso hasta que quede todo bien incorporado. Dejar templar.

 

Poner en un bol la harina. Hacer un volcán y echar en él los huevos y el agua. Mezclar hasta que quede una textura elástica y uniforme.

Amasar la pasta en la mesa con harina hasta que quede uniforme. Separar la masa en dos. La mitad que no vayáis a utilizar, envolver en film para que no se seque.

Pastar y pasar por la máquina, primero por la zona más ancha y poco a poco ir pasando hasta la zona más fina.

Enharinar el molde de los raviolis y poner una capa de pasta. Rellenar los agujero con la pera y el queso.

Con una brocha, pintar un poquito los bordes con agua. Poner encima otra capa de pasta y presionar por los bordes.

Pasar el rodillo por encima para hacer los cortes. Sacar los raviolis y tapar para que no se sequen.

Repetir la operación. Es importante que la masa que no utilicemos, la tengamos tapada.

Cuando tengamos todos los raviolis, poner agua a hervir y echarlos cuando rompa el hervor. Dejar 5 min y reservar.

Mientras hierven, poner en una sartén una nuez de mantequilla, el queso y la nata. Dejar 10 min hasta que el queso quede bien fundido. Pimentar.

Poner los raviolis en la salsa o bien ponerlos en un plato y poner la salsa encima.

 

Después con un corta pastas, un molde de galletas o con un vaso, podéis sacar los círculos, los rellenáis, mojáis un poquitín los bordes y volvéis a tapar con otro circulito de masa.

 

Los raviolis que no vayáis a utilizar, congeladlos directamente. Después, los echáis sin descongelar en el agua hirviendo.

 

Espero que os guste!

 

 

Cuando tengamos la masa bien fina, con la ayuda de un corta pastas cuadrado, cortar porciones.

En cada cuadradito poner una porción de relleno.

Mojar con un poco de agua los bordes de cada cuadrado y tapar con otro, presionando para que queden bien unidos y sin aire.

Poner agua a hervir con sal. Introducir los ravioles poco a poco de forma que no queden apelotonados. Si es necesario hacerlo en dos-tres tiempos. Dejar hervir durante 4-5′ dependiendo del grosor de la pasta.

Retirar.

Para la salsa, deshacer dos nueces de mantequilla. Cuando esté líquida, añadir la crema de leche. En el momento que empiece a hervir, introducir el queso cabrales en trocitos pequeños y bajar el fuego. Remover hasta que quede la salsa ligada y sin grumos.

Introducir los ravioles en la salsa para que cojan sabor. Servir con un poco de pimienta negra encima.

A disfrutar!!