En mi casa las galletas eran dulces. 
Cuando era pequeña, ni me podía imaginar que pudiera haber galletas saladas.
Hasta que llegaron las TUC  esas fantásticas láminas crujientes que amenizaban mis sesiones de peli los sábado por la tarde y que estoy intentando dar con una receta bien molona que la copie…

Pues yo, en mi bendita juventud, ingenua e ignorante como yo sola, me pensaba que el mundo de las galletas no iba más allá del Surtido Cuétara y las Holandesas de mantequilla que me encantaban, porque después la caja servía de costurero o para guardar los cromos.

Y claro, cuando por fin probé las galletas de parmesano, un mundo como América a Colón, apareció frente a mí.

Cuando tuve que pensar qué hacer para regalarle a mi AiG, Ana María (Los Manjares de Ana María), tuve mis dudas… Tenía que ser algo que se pudiera transportar, que no necesitara frío y que lógicamente fuera bien rico.
Pensé en unas galletas, pero claro, Ana María borda los dulces, así que la cosa, estaba difícil…. Una opción era hacer las galletas de parmesano, famosas y que fueron mi regalo de AiG del año pasado, realizadas por Rossana (Cosas con Encanto), pero entoces vi las que hizo Cósima (Cosas de Cósima), así que allá me fui, de cabeza a tunearlas a mi manera para regalárselas a Ana María.

Estas galletas, vecinas en el mundo galletil salado, a las de parmesano, tienen un punto picante que le da la chispa. De todas formas si no queréis que piquen, basta con reducir el picante o eliminarlo del todo.
Son buenísmas. En casa encantaron y según me contó Ana María, en la suya también.

Son bien ricas y tienen la facilidad, como los Donettes, de hacer amigos.

Además se pueden tomar solas, como picoteo, acompañadas por un poco de jamón (increíbles!) y una copa de un vino tinto.
Un vicio (aviso).

Espero que os gusten y que disfrutéis de la semana!

Ingredientes:
– 250 gr. queso Old Amsterdam (en la receta original son 280 gr de Cheddar)
– 200 gr. de harina
– 150 gr. de mantequilla (en la receta original son 175 gr., pero como el queso Old Amsterdam es menos seco, mejor poner menos mantequilla).
– 1/3 cucharada de café de cayena en polvo (con esta cantidad, las galletas tienen un regusto picante).
– Orégano (yo utilicé fresco bien picado)
– Pimienta negra
– Una pizca de sal

Elaboración
Mezclar en un bol la harina con el queso rallado. Añadir el orégano, la cayena, la sal y la pimienta al gusto.
Cuando esté todo bien mezclado, añadir la mantequilla a dados y temperatura ambiente. Amasar hasta que quede una masa homogénea.
Yo dejé reposar la masa hecha una bola en la nevera unos 20 minutos.
Extenderla con un rodillo pasado ese tiempo entre dos papeles vegetales para que no se enganche. Debe tener 5 mm.
Cortar con el cortapastas elegido y poner en la bandeja de horno enharinada o con papel vegetal.
Yo dejé reposar durante 30 min más en la nevera para no se deformaran demasiado.
Precalentar el horno a 180º e introducir las galletas durante 20 min aprox o hasta que estén doradas.
Dejar reposar y que se enfríen.
Servir.