El tiempo pasa volando. Siempre lo digo, pero es que es cierto.
Mañana, 28 de septiembre hace un año que empecé mi andadura bloguera.
Justo hace poco más de un año, E. me dijo que podría hacer un blog para vender los cuadros que durante los últimos dos años pinté y que después de varias mudanzas han quedado relegados a un rincón del despacho.
Ahora también me doy cuenta que hace un año que no pinto. No tengo más tiempo… (ni más paredes…).
Hacía tiempo que le daba vueltas a una idea. Me gusta escribir, y quería que todos esos recuerdos del día a día quedaran reflejados en algún sitio.
Siempre he sido poco dada a escribir un diario, pero buscaba alguna otra manera de dejar huella y de poder recordar las cosas que me sucedían o me habían sucedido en caso que quedaran en el olvido.
Y añadiendo a esto, que una de mis pasiones es cocinar, pues tuve la genial idea de crear un blog gastronómico.
No tenía ni idea de lo que era un blog (sólo por oídas) y nunca había consultado uno, así que durante días estuve peleándome con Blogger para poder elegir el diseño que más encajaba con la idea que tenía. Hice y deshice mil templates. Mi hermana y E. me daban su opinión sobre cada uno. Al final me decidí. Y después de esto empecé a cocinar y a disparar como una loca, sin ton ni son cualquier cosa que saliera de la cocina. Y consecuentemente, E. empezó a comer frío.
Si, os confirmo, no sólo no he vendido los cuadros, si no que además tiene que soportar las sesiones de fotos, que cada vez se hacen más largas…. Pobre. Además él fue mi primer seguidor (si es que es un sol).
Cuando después de algunas semanas mi hermana me envió algunos blogs gastronómicos que creía que debía ver, me entró el pánico.
Madre mía, qué fotografías!!
Yo, que hasta la fecha, no tenía idea de profundidad de campo, ISO, velocidad de obturación, ni nada, vi todo un mundo en el que tenía que sumergirme y aprender mucho.
Y con mucha paciencia, muchas horas y la ayuda de los Reyes Magos que me trajeron la reflex (yo también soy un sol), empecé a mejorar (o eso creo).
El mundo blogger me ha aportado mucho. No solamente me ha llenado horas y horas que de otra forma no se qué hubiera hecho. Ha hecho que mejore mis técnicas culinarias, que aprenda técnicas y texturas nuevas, que aprenda sobre fotografía, que tenga curiosidad y me lance con nuevas recetas que de otra forma nunca hubiera hecho, y sobre todo ha hecho que conozca a personas formidables.
Y aquí estoy, un año después. Ahora ya no tengo horas que deba llenar, ahora es al contrario, busco las horas para poder dedicarle al blog, a cocinar, a aprender y a visitaros.
Cómo cambian las cosas….
La receta de hoy no es de celebración. Es una receta básica, sencilla y saludable, pero no por ello menos rica.
Espero que os guste y tengáis una feliz semana!
Ingredientes:
– 1 melva
– 3 cebollas medianas
– 2 zanahorias
– 5 dientes de ajo
– 1 vaso vinagre blanco
– 1 vaso aceite
– 1 vaso de agua
– 20 granos de pimienta negra
– 2 ramas de tomillo
– 4 hojas de laurel
– Sal
– Canónigos
– Rúcula
Elaboración:
Cortar los lomos de la melva. Salar y dorar por ambos lados en una sartén. Reservar.
Cortar las cebollas en juliana, las zanahorias (al gusto) y los ajos y dorar en la misma sartén con un poco de aceite.
Cuando estén medio pochadas, añadir las hierbas, la pimienta y los líquidos (aceite, agua y vinagre). Cocinar durante 10 min. Incorporar los lomos de melva y apagar el fuego. Dejar reposar.
Hacer una ensalada con los canónigos y la rúcula. Añadir la melva desmenuzada en trozos grandes y la cebolla y zanahoria al gusto.
Aliñar con el escabeche.
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