Precisamente fue el día de esta imagen.
Os sitúo.
30 Julio, 19.30h aproximadamente. Camino de Scedro a Palmiziana (Croacia). 7 personas en un velero llamado Farska.
Hacía un rato que habíamos salido de una cala preciosa con olor a pino donde chapoteamos, comimos e hicimos una siesta de campeonato mecidos por el mar.
Acabábamos de ver delfines y en los altavoces sonaba Fantastic Shine de Love of Lesbians.
En proa teníamos uno de los atardeceres más maravillosos que he visto y en popa, la luna llena.
Decidme, ¿no es para enamorarse?
Son de esos recuerdos que se te graban en la retina y esperas que nunca nunca se te olviden. Aunque sabes, por desgracia que tendrás el recuerdo, pero no podrás tener la misma sensación.
¿Sabes cuando quieres coger agua con las manos y coges y coges pero se te escapa? Esa sensación tenía yo en ese momento. Quería congelarlo. Quedarme allí para siempre, en un limbo croata en el que no salir en la vida.
Ha sido uno de los momentos más maravillosos de mi vida.
Reconozco que en los últimos años el verano y yo habíamos tenía una relación de amor odio extraña. Me encantaba el verano y su plenitud pero me traía tantos recuerdos que se me encogía el corazón y me quedaba con una sensación de vacío.
Este año, el corazón no se ha encogido. Todo lo contrario. Me he reencontrado con el verano en todo su esplendor, con su color, su aroma y todo el torbellino de sensaciones que ha hecho que borremos el pasado, hagamos las paces y vuelva a enamorarme de él.
Atrás quedan los recuerdos grises para dar paso a una paleta de colores intensos que hacen que se me erice el vello y sienta cosquillas en la barriga.
Me quedo con todos y cada uno de los recuerdos de este verano. No deshecho ni uno. Ni siquiera cuando me picó una anémona en la cara y se me puso como los morros de Carmen de Mairena. Si quiera eso. (Es cierto, lo prometo).
Me llevo todos los pequeños detalles, a personas fantásticas y momentos inolvidables marcados en la piel. Imposible explicaros aquí todos los sentimientos, aunque viendo alguna de las imágenes es posible que un poquito chiquito os lo imaginéis.
Ahora toca volver a la rutina y retomar esa realidad que parece que durante el verano era lejana y quedara en segundo plano.
Verano, he vuelto a reencontrarte tal y como me gustas.
He vuelto a enamorarme de ti.
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