Mira que me gustan los pistachos.
Cuando era pequeña mi madre nos compraba a granel pipas a mi hermana y a mi para pasar la tarde de los sábado y domingo delante de la tele.
No sé de dónde sacaba yo el hambre (bueno, sí, así voy ahora…) pero después de comer, siempre me quedaba un huequito y no para postre, no, si no para las pipas. Mano a mano mi hermana y yo nos poníamos en el sofá viendo los dibujos de turno que antes daban después de las noticias, ya fuera David el Gnomo o Los Mosqueperros.
Allí estábamos nosotras como hamsters con las pipas. Recuerdo que después me dolía la lengua.
Pero un día, conocí al Sr. Pistacho. Tan glamouroso él, tan alejado de la Sra. Pipa, con su cáscara medio abierta, con su fruto de color verde que después de mucho sudor y lágrimas pistachiles se ha ganado hasta un color (el verde pistacho, para los despistados/hombres que les es igual un verde pistacho que un rosa chicle).
Ay, el Sr. Pistacho… Se llevó todos los vítores y las glorias y la Sra. Pipa, quedó allí, arrinconada en el armario durante una buena temporada hasta que me di cuenta que en las ensaladas va genial. Qué injusta la vida, un montón de años intimando, para que venga un apuesto con pajarita de sal para que nos olvidemos de todo…
Estas costillas ahumadas con costra de pistacho son la bomba.
El ahumado es muy ligero, pero depende del extractor/ ventilación/ ganas de fastidiar a los vecinos que tengáis, podéis hacerlo más intenso.
Y la costra, pues rica, riquísima. Una delicia con el Sr. Pistacho de actor principal y otros secundarios igualmente importantes.
La receta la podéis ver en el Magazine de Otoño en la pág. 31.
Espero que os guste y que disfrutéis del fin de semana! (Me voy a comprar una bolsa de pipas).
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