Dicen que según el calendario maya, en este 2012 se acabará el mundo tal y como lo concebimos y empezará una nueva etapa.
La primera vez que escuché esto fue de la boca de X. uno de mis compañeros de trabajo.
Le miré con la cara un poco rara ya que era la primera vez que escuchaba esto, pero después, a medida que han ido pasando las semanas y los meses, se ha ido confirmando esa información por parte de los medios, publicidad y más amigos.
No se si este 2012 será el año en el que el mundo se acabe ya que lo llevo escuchando en mis 35 años, cada tanto (la última vez en el 2000), lo que sí creo (y deseo) es que empiece una nueva etapa, un nuevo mundo.
No es normal, ni buena, la situación en la que nos encontramos.
Estamos rodeados de malas energías. Sólo tienes que encender la televisión u ojear un diario para darte cuenta que el mundo está realmente mal.
Estamos rodeados de conflictos políticos y religiosos, crisis generadas por malas gestiones, por egoísmos y ansias de poder, nos estamos cargando los bosques, los océanos, la flora y la fauna que tanto nos da…
En ocasiones hay que «volver a hacer la cama». Necesitamos ventilar las sábanas, sacudirlas, hacer que el polvo se vaya y queden unas sábanas lisas, con olor a limpio, sin ácaros y dispuestas a ser «estrenadas» de nuevo. Eso es lo que necesitamos.
El otro día, en la peluquería, aprovechando estos días de relax para cambiar el look, leí el editorial que Benedetta Poletti, directora de la revista
Elle, hacía en el número de enero.
Preguntó a su equipo qué les gustaría hacer si se acabara el mundo. Entre otras muchas respuestas recuerdo:
– Decirle a mi jefa todo lo que pienso y quedarme tan ancha.
– Salir del coche en un atasco y dejarlo tirado.
Me gustan estas ideas. Me sorprendió que nadie decía nada con relación a lujos o temas económicos. Todos eran placeres del día a día, de esos que te dan pequeños placeres pero que normalmente debes reprimir o no puedes realizar por falta de tiempo o exceso de compromiso.
¿Qué haría yo si se acabara el mundo?
No pediría ser multimillonaria, ni me gastaría todo el dinero en lujos y caprichos. Únicamente pediría mantener mi vida tal y como está para poder vivir como lo he hecho durante estos días de vacaciones. Sin estridencias, sin lujos…. simplemente, disfrutando del momento en compañía de los que quiero.
¿Qué os gustaría hacer si se acabara el mundo?
Mientras vais pensando os dejo una receta de las básicas pero presentada en vasos, para cambiar un poco la parte visual del plato.
Espero que os guste y que tengáis una feliz semana!!!
Ingredientes: 4 personas
– 1 calabacín mediano
– 1 berenjena mediana
– 1 zanahoria pequeña
– 1 pimiento mediano
– 1 tomate grande
– 1 cebolleta
– 200 gr de queso feta
– Perejil
– 1 diente de ajo
– Aceite
– Sal
– Pimienta negra
Elaboración
Cortar las verduras a dados pequeños.
Dorar en una sartén con un poco de aceite, la cebolla y el ajo. Cuando la cebolla esté transparente, echar la zanahoria. Rehogar durante 5 minutos e incorporar la berenjena, el pimiento y el tomate. Rehogar durante 10 minutos e incorporar el calabacín. Salpimentar y dejar durante 5 minutos más a fuego medio.
Servir en vasos (o en platos), añadir el queso feta cortado a dados y espolvorear con perejil picado.
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