Sandwich de coles de bruselas con ajo y queso

Lo bien que se está de vacaciones y lo rápido que acaban….

Después de las fiestas señaladas he tenido la suerte de poder disfrutar de unos días más de descanso, donde no he hecho NADA. Absolutamente nada.
Bueno, la verdad es que una mañana tuve que trabajar, pero desde casa y mucho más tranquila… Y he aprovechado para planificar todas las cosas pendientes que tenía, pasar momentos en familia, cocinar, fotografiar, pasear y hasta ir de rebajas!

Yo no soy mucho de ir de compras… No me gustan las colas, la aglomeración de gente y odio por encima de todo el proceso, (además del momento de pagar, por supuesto), el tener que probarme la ropa.

Voy por la tienda con la mente abierta y diciéndome que es un momento agradable y que tengo que disfrutarlo.
Como ya sabéis, yo soy muy de listas, y no solamente para la compra de alimentos o para hacer las maletas, … no. También para ir de compras de ropa.
Allá voy, toda decidida: zapatos cómodos, ropa ligera de dos piezas (nada peor que llevar un vestido y para probarte una triste camiseta, tener que quedarte desnuda del todo), la lista y el bolso bandolera para tenerlo bien cogido.
Voy mirando la ropa que está tácticamente expuesta con sus múltiples combinaciones.
Empiezo a coger prendas y ale… Al vestidor.

Entonces la realidad me da una bofetada tras otra:

El vestidor del final de la esquina, ese que es más grande, o está ocupado o lo han utilizado como almacén.

Las cortinas del mini vestidor donde apenas puedo caber con el bolso, el abrigo y la cantidad de prendas que llevo, no cierran y dejan los laterales ligeramente abiertos. Así que cuando me agacho para quitarme los zapatos tengo que tener cuidado para que mi pompis no sea de dominio público.

No hay alfombrilla. Y yo soy muy friolera y no aguando el frío en los pies….

Las luces…. A ver, no hay ningún estudio sobre el tipo de luz que hay que poner en los probadores para que la gente salga favorecida? Posiblemente sí, pero en las tiendas donde los probadores miden más de un metro cuadrado.

– Y por último, me doy cuenta que de todas las prendas, me quedan bien dos. Bueno, ya es algo.
Cuando tengo el día sembrado y todo lo que me he probado me sienta bien, soy la mujer más feliz del mundo. Soy así de simple, sí.

Si alguien está pensando en hacerme un regalo (además de todo lo que pedía para el 2013), me puede regalar varias sesiones con un Personal Shopper. Que me traiga todas las prendas a casa y yo me las pueda probar sin prisas, sin dependientas, con buena luz y sin la sensación que media tienda me va a ver las posaderas.

A cambio, le prepararé este fantástico sandwich de coles de bruselas, ajo y dados de queso con un toque de reducción de módena que está para chuparse los dedos. Lo prometo.

Si os gusta, también podéis ver este crostini que publiqué hace unos días y que es muy similar: Crostini de coles de bruselas con parmesano. 

Espero que os guste y que disfrutéis de la semana!

Ingredientes:
– Pan de cereales
– Coles de bruselas (5 por sandwich)
– Ajo (3 dientes por sandwich)
– Queso (yo utilicé queso de cabra semicurado)
– Aceite de oliva virgen
– Reducción vinagre de módena

Elaboración:
Limpiar las coles desechando las primeras hojas y cortarlas a juliana.
Pelar los dientes de ajo y laminarlos.
Dorar los ajo y las coles en una sartén con un poco de aceite de oliva extra virgen.
Cuando los ajos y las coles estén tiernas y medianamente dorados, apagar el fuego e incorporar el queso. Dejar un par de minutos.
Poner la mezcla en una de las rebanadas de pan. Poner un chorrito de vinagre de módena por encima (no mucho). Tapar con la otra rebanada del pan.
Dorar el sandwich en una tostadora o en una sartén un par de minutos por cada lado y servir.

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